Las baterías de los autos pueden ser fuente de problemas evitables para los conductores, en especial en condiciones climáticas extremas. La batería cumple dos funciones: enciende el auto y también transfiere electricidad a los componentes eléctricos del auto. El calor extremo es más perjudicial para la batería del auto que el frío extremo. Esa es una de las razones por las que muchas empresas de autos están instalando las baterías en el baúl del auto, lejos del calor del motor.
Mucha gente supone erróneamente que cuando un auto está funcionando, la energía de los componentes electrónicos proviene del alternador. No es correcto. Cuando está andando, el alternador genera electricidad, que se almacena en la batería. Cuando se encienden las luces, la radio, la calefacción de los asientos u otros componentes electrónicos, la energía sale de la batería, no del alternador. Después, mientras el motor esté en funcionamiento, el alternador envía corriente adicional a la batería y la recarga.
Las baterías de auto están llenas de ácido, lo que les permite convertir energía química en energía eléctrica. Es importante revisar regularmente que no haya óxido en los terminales de la batería (depósitos blancos o verdes en los bornes). Si encuentra suciedad en los terminales y cables de la batería, límpielos con un cepillo de metal y bicarbonato de sodio, para facilitar un proceso de carga eficiente.
La mayoría de las baterías empiezan a perder notablemente su capacidad de almacenar cargas alrededor de los tres años. Eso no implica que la batería “muera” en ese momento, pero sí que el alternador y otros componentes del motor tienen que trabajar más para mantenerla cargada. Recomendamos cambiar la batería cada tres años, para prevenir el desgaste innecesario de otros componentes del motor. Cualquier negocio de repuestos suele ofrecer entre $7 y $10 de crédito por una batería vieja.
Otro beneficio obvio de reemplazar la batería cada tres años es que se minimiza el riesgo de que el auto no encienda cuando debe. Los autos nuevos tienen una cantidad significativamente mayor de componentes eléctricos que pueden dañarse con un encendido en puente mal realizado. Minimizando la necesidad de encender el auto en puente, se previene el problema de tener una batería agotada y se evita el riesgo que representa para un mal encendido para los sistemas eléctricos.