Cuando se pisa el freno, el líquido de aplica presión sobre los frenos para desacelerar el auto. Específicamente, la pinza junta las pastillas contra los rotores de frenos (los discos), lo que genera fricción y hace que el auto se detenga. En cada rueda hay un rotor de freno de fundición y, en general, dos pastillas de freno de fricción alta que presionan el rotor para desacelerarlo. Las pastillas se gastan con el tiempo, y es fundamental cambiarlas oportunamente para preservar la vida útil de los rotores y las pinzas.
Algunos autos tienen una pequeña pieza de metal en las pastillas, que raspa el rotor para indicar que la pastilla está demasiado gastada y debe cambiarse. Ese raspado produce un ruido metálico agudo y fuerte cuando se usan los frenos. En general, no es necesario cambiar los rotores con la misma frecuencia que las pastillas, pero pueden dañarse. Si se necesita reemplazar o revestir los rotores, a menudo es porque los conductores no cambiaron las pastillas con la frecuencia necesaria. Recomendamos revisar el grosor de las pastillas cuando se rotan los neumáticos. Una buena regla general es la de reemplazar las pastillas siempre que su grosor sea igual o menor que el de la placa de metal en la que está montada.
Casi siempre, las pastillas delanteras se gastan más rápido que las traseras, ya que la mayor parte del peso del auto está delante. Procure no cometer el error de revisar únicamente el desgaste de las pastillas traseras. Recuerde también que a mayor peso del auto y mayor frecuencia de “freno y arranque”, más rápido se gastan las pastillas.