La correa serpentina es una correa de transmisión plan que recorre los distintos componentes del motor que necesitan energía auxiliar, como el alternador, el aire acondicionado, la bomba de líquido de dirección asistida, la bomba de agua, los ventiladores del radiador, etc. Si la correa serpentina se rompe, esos componentes dejan de funcionar, y el motor ya no opera correctamente. A diferencia de una rotura en la correa de distribución, una rotura de la correa serpentina rota no provoca un daño irreparable al motor. Sin embargo, el auto no funciona hasta que no se reemplace la correa serpentina.
Esencialmente, la correa serpentina es una correa larga con un lado liso y un lado con relieve. Es preciso revisar dos aspectos de la correa serpentina: el desgaste y la tensión. Si la correa está seca, ajada, gastada, con menos relieve, o si brilla, debe reemplazarse. Si la correa “cede” más de media pulgada cuando le aplica peso, pero en otros aspectos no presenta problemas, es probable que pueda ajustarla con el tensor para que quede más tirante. Si oye un ruido agudo y chirriante en el motor cuando acelera, lo más probable es que necesite una nueva correa serpentina. Recomendamos reemplazar la correa y el tensor simultáneamente. No son repuestos caros, y a menudo es preciso retirar el radiador o el condensador del aire acondicionado para hacer el cambio.
Como las correas se gastan con el tiempo, y como el conductor queda “varado” cuando se rompen, recomendamos cambiarlas cada 50 000 millas, o con la frecuencia que indique su manual del propietario.